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Meme, memo, mama, moma

Mi amigo Outime, fiel seguidor de este vuestro blog, me lanzó el pasado viernes un meme. Para los profanos (hasta el viernes yo era uno de ellos), un meme es, según la Wikipedia, «la unidad mínima de transmisión de la herencia cultural«. Como os habréis quedado igual, hablo en castellano: vendría a ser una cadena de posts que siguen el mismo hilo en distintos blogs.

Así pues, Outime continuó el que le lanzaron a él desde Maverick, en el que debía resolver qué tecnología utilizaba para trabajar, y me lo lanzó a mí. Y como nunca hago el feo de no admitir una invitacion (acepto incluso barras libres), me pongo a ello:

[ En el trabajo ]

Tengo la desgracia de tener que desenvolverme con un iMac, en el que, como veis, tras 6 meses, llego a plantear actividades tan trascendentales para el mundo como sacarme fotos con la webcam integrada. Me interesan tan poco los Mac que sólo sé que tiene la entrada de deuvedés/cedés en un lateral. Y poco más.

También tengo que lidiar con un PC con XP. Es un HP 3,2 Gh y 1024 Ram. Ni siquiera le he hecho una foto; es que paso que asocien mi blog con imágenes de Micro$oft. Por cierto, sólo un dato: hace 3 días se me bloqueo al entrar en el Panel de Control. Impresionante.

Dejo aparte el servidor de la empresa, que me imagino que ahora mismo seguirá parado, como esta misma mañana.

[ En casa ]

Como ya sabéis, ando trasteando con un PIII 1 Gh con el que conseguiré nadar en un mar de dólares. Le arranqué todas las pegatas que me decían que el bicho tiraba con Window$ y le puse un par (de pegatinas, se entiende) de Ubuntu.

En casa, posteo, navego y me hago la manicura con este portátil comprado hace 2 años y pico, un Fujitsu-Siemens Amilo 1420 a 1,6 Gh, que creo es la mejor compra que he hecho en la vida después de las casetes de Camela. A este le acompañan dos discos de 300 Gh (uno de ellos, accesible en red por la conexión wi-fi).

[ En la calle ]

Para la calle, dos trastos. Uno, un teléfono móvil Nokia, que tiene tantas cosas (cámara 2 Mpx, radio, bluetooth, etc.) que al final sólo lo utilizo para mandar SMS. No me sé ni el modelo. Seguro que vosotros sí. Por eso os dejo una foto de él.

También utilizo una Palm. En concreto, una LifeDrive, con 4 Gb de disco duro, con conexión Wifi, con la que puedo consultar el email desde los puntos que ya conozco en mi ciudad.

Y ya está. Como veis, no soy muy geek. Bueno, me dejo el iPod Shuffle 1 Gb, que me da más guerra que George Bush con rabia, pero creo que ya voy sobre la pista de cómo cargarlo en Linux. ¡Lo tengo a tiro!

| Actualización | 31.01.2007 | 19.00 | ¡Upsssss, olvidé pasar el meme! Paso la bola a Esto es buena cosa…

Escribir en particiones NTFS

Mi antiguo profesor de Historia, Emilio, un aragonés muy majo, nos solía decir: «Tranquilos, que si esto os parece mucho [en referencia al temario que nos teníamos que estudiar], consolaos con lo mal que lo pasarán vuestros hijos, con 30 años más que meterse en el cerebro«. El malvado tenía razón.

En ocasiones, me hubiera gustado saber que estaba viviendo momentos históricos para aprovecharlos más: la caída del muro de Berlín, la victoria de Arantza Sánchez Vicario en París, el conflicto de los Balcanes, etc. Quién sabe, tal vez hoy estemos viviendo un instante histórico, un punto de no retorno.

Hoy es un día especial. Y es que Microsoft comienza a infectar las baldas de Mediamarkts, Pece Citys y demás negocietes con su produto estrella, Windows Vista. Y digo que puede se histórico por el motivo que vengo defendiendo desde años atrás: el éxito de Linux vendrá dado por lo que haga Windows. Me duela o no, es así.

A poco que afinemos, podemos ver que Window$ le está poniendo las cosas sencillas a Linux (hablo por experiencia propia, lo he tenido que utilizar… obligado). A huevo. Por un lado, Vista aporta mejoras visuales tipo Beryl / XGL y poco más que no pudiera obtenerse con un XP ‘tuneado’, a costa de una RAM de escándalo y de un sistema que da sensación de ser ‘incrackeable’. Por otro, su precio es de vergüenza (una media de 300 euros / 375 dólares), con 7 versiones cuyas diferencias nadie se ha encargado de explicar y, de momento, con un 60-70% de hardware inutilizable que en XP sí ‘tiraba’. Un sistema huérfano, sin aplicaciones, con escasas medidas de seguridad frente a ataques, que hasta los propios técnicos recomiendan comprar dentro de 6 meses, cuando los Service Packs salgan ya en DVD. Y, sobre todo, un problema, el más gordo: de cara al usuario (el que paga) no aporta nada nuevo.

Así pues, quizá hoy sea un día histórico por partida doble. A la defecación de Microsoft, quizá podamos añadir tu hito histórico: tal vez tú, que pasabas por aquí, construyas tu historia personal, mandes a freir espárragos a Window$ y pruebes Linux. Sólo probar, y si no te gusta, vuelves al monopolio.

Y para ayudarte en algo, un truco, muy sencillo, que romperá ese viejo mito de que con Linux es imposible escribir en discos/particiones NTFS. Este problema, como ves, también es historia.

El kernelazo

A finales de agosto, Canonical metió el zancarrón hasta el fondo del charco. Mandó actualizar un paquete y se cargó el sistema gráfico de miles de Ubuntus. Un pequeño comando solucionaba todo el lío montado desde los repositorios, donde cambiaron el paquete a las pocas horas (como Equispé cuando tiene que sacar un parche, ¿verdad?).

Hoy me ha pasado algo parecido: Ubuntu me ha obligado a usar Güindow$ para escribir este mensaje. El sistema me ha invitado a actualizar algo del kernel (sólo sé que eran tres paquetes y que pesaban casi 30 Mb) y, de la misma, al reiniciar, no arrancaba. He pasado el GRUB (menú inicial para elegir sistema operativo) y se me ha quedado reconociendo el hardware. He reiniciado 4 veces y nada. He quitado todos los USBs y sólo entonces ha arrancado. Al reconectarlos (una vez en el escritorio), no he tenido ningún problema con ellos. He notado, de todas formas, que programas como el Open Office se han ralentizado un poco.

Recomendación: pasad un día sin instalar. Si esos paquetes contienen errores, en menos de un día los habrán arreglado en los repositorios. Por un día que esperéis no se va a caer el mundo… digo yo.